domingo, 17 de agosto de 2025

¿Alguna vez has pensado que siempre relacionamos a las personas con ciertas cosas?

 

¿Alguna vez has pensado que siempre relacionamos a las personas con ciertas cosas?

Me parece bastante curioso y absurdo, como es que yo llegue a relacionarte con un gato.

No fue por tus ojos grandes, o su gran agilidad, tampoco por el misterio de tú oscuridad.

A veces llegue a pensar que pudo ser lo suave de su pelaje, y lo limpio que lo mantienen.

Tal vez las lamidas.

Pero eso solo fue a veces, no siempre, no casi nunca, sólo nueve vidas.

Dicen que la curiosidad mato al gato, y no puede haber un buen poema sin mencionar la frase.

Y dicen que no puede haber papilas gustativas de la lengua que no formen saburra de un día para otro cuando lamen, o se lavan.

Pero a ti, ya hace mucho se te murió la curiosidad, por lo menos la curiosidad de mis poemas, y la curiosidad de mis labios. Se te han apagado los besos. Ahora das otro tipo de besos, o lengüetazos.

No tienes orejas puntiagudas, ni garras finas. Tienes nariz de bolita, pero no siempre estaba húmeda. Excepto cuando llorabas, como los gatos, como ellos lloran.

Siempre pude encontrar una trágica relación de estremecimiento con tú vida y con los gatos.

Los gatos son seres nocturnos, que siempre saben regresar a casa. Pero tú, tú no querías volver a casa. Muchos gatos sufren por no poder hablar a sus amos, porque dicen que, si se atreven a mencionar una palabra, eso significaría su muerte.

Una vez escuche hablar a un gato, y ese gato decía mi nombre. Lo escuche debajo del auto, o en la esquina del patio. Ese gato vivió conmigo muchos años.

Nosotros nombramos igual a los gatos, pero en macho y hembra.

Cof cof: La onomatopeya más fácil de saber si fumas, o tienes pelos en la garganta.

Tú, siempre caíste de pie, y yo, me he caído “sentao”

No hay comentarios.: