Veo el
sonido de la bocina entre la oscuridad
Como si
fuera una linterna que guía
Pero no
ilumina
Como una
suave luz que brilla en mi camino
Como una
llama
La cual
tiene el tamaño del volumen
Con el
cual toca la música
Entre
abro un poco mis ojos frente al espejo
Apenas
para poder ver
Los
hematomas que cubren mis parpados y la sangre que ahora ocupa el lugar que antes ocupaban mis
ojos
Me ha picado una
abeja
En el dedo
chiquito de la mano izquierda
Ese que uso para
escribir la letra
Con la cual
empieza tú nombre.
Se me ha hinchado
el dedo chiquito
De la mano
izquierda
Y siento el veneno
subir por mi meñique
Por las falanges,
hasta los metacarpianos
Siento la muerte
de no poder más escribirte
La suerte de ser
alérgico a las abejas.
No considero que
tengas ningún derecho
De venir a mi
recinto sagrado
El cual es de
dominio publico
Para juzgarme a través
de mis letras y símbolos.
Aquí donde puedo
expresarme como quiera
Con letras en la
arena
O con sangre en
las paredes
Con estrofas
inmundas
Y elegías zarandeadas
de gritos.
Aquí
desde donde también
Tristemente
extrañare tus
visitas a mis poemas.
Tuviste tú oportunidad
Tuviste tú oportunidad y la rechazaste
Ahora ya es muy tarde
He cambiado mi lista secreta
Esa de la que tanto hablo, pero que nadie conoce
Ahora ha aumentado su número cabalístico
Y le faltan once.
Y aún haciendo todas las cuentas posibles
Los números míos ya no me cuadran con los tuyos.
Tampoco las letras de los poemas
Ni las ramas o los vientos entre tus cabellos.
Solamente necesitaba respeto.
La meditación secreta
Que pone la sangre fría y lenta
El pensamiento cuerdo
Ahora quiero una mujer más flaca.
Y de pronto me
llego una gran fascinación por los cielos
Por las nubes resplandecientes
de las estrellas
Por la noche más
oscura y sin luna.
la noche plagada
de polvo cósmico flotando disperso
Y tenia la
necesidad absoluta de poder plasmarlo
Todo sobre tu
vientre
Con unos besos
Con los labios húmedos
y calientes,
Y con la lengua
espirales de galaxias.
