Son estas pocas letras de mi escarcela lo que yo tengo
Y las pongo todas en una apuesta
Ya que no creo para nada en el azar y aun así me mantengo
A penas sostenido por mi lábil y cruel respuesta.
Cada día me cuesta tanto, me duele tanto,
Ya casi no puedo caminar, y tú que no logras comprender
Que no se puede vivir siempre en un llanto
Y dejar la cabeza en alto contra un atardecer,
que demuestra en el solsticio todas mis heridas ocultas
y de guerras juveniles las cicatrices expuestas
de las cuales muchas llevan arrepentimiento
y otras tantas un delicado aire de desencanto.
Que canta historias sobre cómo fueron obtenidas.
Te has olvidado ya de mi métrica inexacta
De mis sonetos con rimas perdidas
Y de mi orgullosa poesía que nunca se retracta.
Una vez bailaste conmigo, al menos una
Y tú, tú a quien no puedo decirle un gramo de esto
Cuando otras vez tú, marcaste sobre mi espalda una runa
Con lo suave de tú dedo, ¡y decirlo así! es de mi parte
muy modesto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario