sábado, 14 de marzo de 2009

Tal vez sea

Tal vez sea que todas lo llevan en los genes, o es uno de esos conocimientos que se aprenden sin darse cuenta, adquirido inconscientemente. Todas bailan, todas sin excepción, aunque algunas lo consideran de poca clase, eso lo aprendí muy bien. Que gran ventaja tener este conocimiento genético. Encontré esa excepción de aquella chica que fue enseñada a bailar. Aun recuerdo como me enseño esos primeros pasos, tomo mis manos con las suyas y me hizo darle algunas vueltas mientras realizábamos varios movimientos. Izquierda derecha, atrás, dos pasos adelante, repítelo. Una mano en la cintura otras veces en el hombro, el hombre es quien debe marcar el ritmo decía. Y me dijo también que su padre la había enseñado a ella, le dijo que era un conocimiento necesario que algún día le ayudaría de alguna forma u otra.
Ese día le sirvió para enseñarme esos pasos. Difícilmente pude realizarlos, no tenia la suficiente coordinación ni pericia, y yo estaba mas distraído en poder tocarla, y en sus grandes dotes femeninos, no puse mucha atención del lugar donde yo estaba pisando.
Así mismo fue que no me di cuenta de sus intenciones reales, las cuales; no solamente buscaban enseñarme a bailar. Era mas que una danza intencionada, mas que unos movimientos sutilmente direccionados. Todo enfocado en mi seducción, en distraer mi mente hacia sus ojos y hacer que la pensara. Siempre se acercaba a saludarme, a veces sentía que ella me buscaba. Mas yo no me di cuenta hasta que llego ese triste día que me lamenta recordar. La vi a ella mas sola que de costumbre y al parecer mas triste. Con la cara oculta a todos paso rápido entre la multitud, apenas y me miro unos momentos, casi evitando hacerlo. Mas tarde me quise aproximar a ella, pude notar con tristeza la verdadera razón de su conducta. Tenia un ojo morado, con un derrame en casi la mitad de la cara. No me miraba a los ojos, solo hablaba de asuntos escolares y cosas sin mucha importancia. Yo no me atreví a tocarla mucho menos a preguntar cualquier cosa, ni siquiera a insinuar un poco de su estado, o de nada. La escuche atentamente, haciendo algún comentario sobre los temas que ella decía. Después de unos minutos dijo: "A veces las personas que mas amamos, y en las que mas confiamos, no son lo que parecen. Creo que me voy a ir de mi casa, ya no soporto que mi padre siga haciéndome esto. " Yo pregunte que era lo que había sucedido, ella hizo una mueca con la boca, pregunto si un pequeño accidente con el auto era razón suficiente para marcar a una hija de semejante modo. Yo conteste que "no". Opinamos lo mismo.
Nos quedamos callados un rato, sentados mirando a las personas pasar, observamos por largo tiempo las nubes pasando frente a ese horizonte lleno de montañas. Ninguno lo dijo, pero ambos pensamos en libertad. Llego su compañera de trabajo y se fue con ella, yo subí las escaleras y seguí con mis actividades. Muchas veces pense en su cabello chino, siempre esponjado. Esos rizos dorados que bajaban por su espalda, y hacían giros mientras bailábamos, simplemente me encantaba. Paso mas tiempo y cada vez supe menos de ella. Un día me dijeron que se había vuelto loca, otras veces ya no parecía tener tiempo para saludarme o voltearme a ver. Otro día la vi con un hombre mucho mayor que ella, después la vi con otro diferente. Luego con alguien que decían era su novio, y la volví a ver bailar con otros chicos. De todos lados llegaban malas historias sobre ella, como aquellos malos relatos aburridos de fantasmas que a nadie asustan, pero que causan expectación y duda.

Casi dos años después volví a platicar con ella. Mas bien creo que ella se acerco a mi para saludarme, pero en vez de eso parecía que era para reclamarme.
- ¿Ella es tu novia? ¿Desde hace cuanto tiempo la conoces? ¿Tan poquito? ¿Y como fue que se conocieron? Órale que chido, que buena onda. Pues, yo les deseo lo mejor del mundo, y mucha suerte en todo, nos vemos luego bye.
De las ocasiones que antes platique con ella, jamas le había escuchado un tono de voz parecido. Se noto molesta, y luego triste. Ella dio la media vuelta y se fue caminando tranquilamente. Después de aquella ocasión jamas me volvió a hablar. Ella no lo sabia y tal vez nunca lo sepa, pero en ese momento, yo aun sentía algo por ella. No sabia identificar bien el sentimiento, mas sin embargo estaba seguro de que era algo fuerte. Algo inconcluso, algo que nos hacia falta a los dos. De esas cosas que sabes que podrás encontrar en la otra persona, era algo como eso. No pense mucho acerca de lo sucedido, le di un beso a mi novia, y seguimos nuestro camino. En mi caso, fue una relación que no duro mucho tiempo como hubiera querido. Termino pronto, quise que fuera fácil para ambos, pero no pude lograrlo. Mi novia, o (ex - novia) lloro mucho el día que terminamos, pero supongo que fue aun mas que ese día.
Algunos meses después de esto volví a encontrarme casualmente con mi ex- novia, me dijo que todo iba bien en su vida, algunas problemas comunes, cosas buenas y dificultades de fácil solución. Dijo que había recibido una llamada de "rizos dorados"
- No se como consiguió mi numero, o quien se lo haya proporcionado. Platicamos un rato, y luego ella me pregunto sobre ti, si es que yo le podía pasar tus números telefónicos, o si sabia donde podía localizarte. Le dije que desde que habíamos terminado, no sabia nada de ti, y que había perdido (o borrado) tus números. Se quedo callada un momento, luego dijo gracias, y no platicamos mas. Se despidió amablemente y termino la llamada.

Paso otro año y me encontré con la mejor amiga o mejor compañera de "rizos dorados", al preguntarle si sabia su paradero, me dijo que ella se había ido a un pueblo para finalizar ahí sus practicas finales y su servicio social. Un lugar casi deshabitado y muy solitario, incomunicado de la civilización, y a muchas horas de la ciudad. Después de eso ya se había sabido nada de su situación, ellas terminaron con algunos mal entendidos, los cuales eran suficientes como para no volverse a buscar en un largo tiempo. Y al igual que todos, me platico que "rizos dorados" siempre había sido extraña, a veces parecía ausente, otras veces muy molesta. Todos opinaban que estaba loca o viajada, tal vez era que nadie se dio cuenta. Yo intente seguir su rastro, preguntarle a algunos de sus conocidos, pero ya no volví a encontrar su camino. Nunca le di gracias por las lecciones de baile, tal vez deba esperar a que pasen casi dos años para volver a agregar otra pagina a esta historia. Espero y que en esa ocasión pueda decirle que yo logre ver ese sitio mas profundo que sus ojos, ese lugar en donde nacía algo mas que el ritmo mientras me enseño a bailar, y que sepa que yo también al igual que ella siempre lo quise. Finalmente es posible que yo haya sido uno de los pocos, o el único que se dio cuenta.

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